Cada 29 de agosto se celebra en nuestro país el Día del Abogado, en conmemoración del nacimiento de Juan Bautista Alberdi, cuyo pensamiento iluminó los cimientos de nuestra Constitución Nacional. Esta fecha no es solo un homenaje a una profesión, sino también a quienes la ejercen guiados por el compromiso inquebrantable con la libertad, la justicia y la dignidad humana.
El rol de las abogadas y los abogados en el sistema de justicia penal constituye un pilar insustituible en la defensa de los derechos fundamentales. Su tarea cotidiana, muchas veces silenciosa y ardua, asegura que la defensa en juicio no sea una promesa abstracta, sino una realidad viva y concreta para cada persona sometida a un proceso. A través de su labor, se hace efectiva la tutela judicial y se resguarda la vigencia de los principios republicanos que sostienen nuestro Estado de Derecho.
La abogacía es, en esencia, una práctica de servicio. Desde la defensa de las garantías individuales hasta la asistencia a quienes más necesitan de la palabra jurídica, la abogada y el abogado encarnan la voz de quienes reclaman justicia y el contrapeso indispensable frente a los poderes del Estado. Su labor contribuye a equilibrar la balanza, recordándonos que la legitimidad de todo sistema penal descansa no solo en sancionar el delito, sino en hacerlo con respeto irrestricto a la dignidad humana.
No menos trascendente es la labor de las abogadas y los abogados en la representación de los derechos de las víctimas. Su intervención garantiza que sus voces sean escuchadas, que sus intereses sean debidamente protegidos y que el proceso judicial no se experimente como un mero trámite impersonal, sino como un escenario genuinamente humano de reparación y dignificación.
En esta jornada, desde la Red de Jueces Penales de la Provincia de Buenos Aires, queremos expresar nuestro reconocimiento a todas y todos los profesionales del derecho que, con vocación y responsabilidad, hacen de la abogacía una herramienta para la construcción de una sociedad más justa, libre y democrática. Su compromiso es también el nuestro: honrar cada día el mandato constitucional de velar por la justicia y los derechos de las personas.
