En un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia, evocamos con hondo respeto y gratitud el legado de aquellas mujeres y hombres que, en 1816, supieron alzar la voz frente al yugo colonial y proclamar la soberanía de nuestro pueblo como acto de dignidad colectiva y compromiso con la libertad.
A más de dos siglos de aquel gesto fundante, el Poder Judicial —y muy especialmente quienes ejercemos funciones en el fuero penal— debemos preguntarnos con seriedad cuál es nuestro lugar en la defensa de esa independencia que hoy ya no se juega en el campo de batalla, sino en la arena de los valores republicanos, de la institucionalidad y del respeto irrestricto al Estado de Derecho.
En estos tiempos complejos, signados por tensiones sociales, discursos de odio, recurrentes intentos de intromisión institucional y demandas crecientes de eficiencia, celeridad y ejemplaridad, las juezas, jueces y demás magistradas y magistrados del sistema de justicia penal somos llamados a sostener con entereza una independencia que no es privilegio, sino garantía. Una independencia que no es aislamiento, sino compromiso con la Constitución, con los derechos fundamentales y con la vocación de justicia que da sentido a nuestra función.
La independencia judicial debe ser entendida como el principio rector que orienta cada una de nuestras decisiones, como la muralla de contención frente a toda forma de presión indebida, de injerencia política o de manipulación mediática. En su nombre, ejercemos un servicio público que exige integridad, responsabilidad, convicción y valentía.
Porque la independencia judicial no se declama: se ejerce. La independencia judicial es eminentemente praxis. Se cultiva con coherencia, se defiende con firmeza, se honra y se escenifica con convicción, día a día, con resoluciones que expresen razonabilidad, imparcialidad y sensibilidad frente al sufrimiento humano que inevitablemente se manifiesta en cada proceso penal.
Que este 9 de Julio renueve en cada una y cada uno de nosotros el firme compromiso con una justicia penal independiente, reflexiva y comprometida con los valores democráticos. Que la memoria de nuestra gesta emancipadora nos inspire a preservar y fortalecer un Poder Judicial que sea verdaderamente libre para poder ser, también, justo.
