En las últimas horas algunos medios periodísticos y el propio jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se asombraron o mostraron su descontento con una jueza de la ciudad por haber declarado la nulidad de decenas de requisas realizadas por la policía de la ciudad en las que se habrían secuestrado cuchillos de cocina o barras de metal.
De la lectura de la decisión surge que se trató de interceptaciones a cartoneros que usaban un cuchillo para cortar cartón, o personas que intentaban recuperar lo que le fuera de utilidad de un tacho de basura. A otros se los interceptó sin causa alguna, porque estaban sentados en el cordón de la vereda o por una “actitud sospechosa”, eufemismo de vieja data por el que la Corte Interamericana viene condenando a la Argentina, pues es un «ábrete sésamo» vacío de contenido que permite cualquier intromisión en la vida privada.
Al hacer un repaso del fallo se aprecia que se trata en la mayor parte de los casos de personas vulnerables. Las actas incluso mencionan que varios de ellos se encuentran en situación de calle o arrastrando un carro.
Si los jueces siguen jurando por la constitución, si esperamos de quienes deben preservar nuestras garantías contra acciones arbitrarias del estado sigan cumpliendo esa función, no es válido luego requerirles el aval en procedimientos que pueden encubrir políticas de exclusión o de una suerte de “aseo” de la vía pública que se ensaña contra los más vulnerables.
En el siguiente link se puede acceder el texto completo del fallo:
