La compasión por ambos lados es una obligación moral POR DANIEL BARENBOIM

Gaza
La compasión por ambos lados es una obligación moral
POR DANIEL BARENBOIM
24 de julio 2014
Estoy escribiendo estas palabras como Mensajero de la Paz de las
Naciones Unidas y como una persona que tiene dos pasaportes: uno
israelí y otro palestino. Escribo con el corazón entristecido por los
eventos en Gaza durante las últimas semanas. Han confirmado mi antigua
convicción de que no existe una solución militar al conflicto
palestino-israelí. No es un conflicto político, sino humano: dos
pueblos comparten la convicción profunda y aparentemente
irreconciliable de que tienen derecho a la misma pequeña porción de
tierra, y que el otro no.
Debido a que este hecho se ha descuidado en todas las negociaciones,
todos los intentos de hallar un solución al conflicto han fracasado.
En lugar de reconocer esta verdad y tratar de resolverla, las partes
han estado buscando soluciones más fáciles y rápidas. Por desgracia,
como en todos los temas importantes, no hay atajos cuando se trata de
resolver este problema. Los atajos sólo funcionan cuando conocemos el
territorio y en este caso, nadie posee ese conocimiento y la esencia
del conflicto sigue siendo desconocida e inexplorada.
Me solidarizo con el miedo con el que mis conciudadanos israelíes
viven hoy en día: los sonidos constantes de los misiles, el saber que
uno mismo o alguien muy cercano puede resultar herido. Pero también
siento una profunda compasión por la suerte de mis conciudadanos
palestinos en Gaza, que viven en el terror y lamentan sus trágicas
pérdidas día tras día. Después de décadas de devastación y pérdidas
por ambas partes, el conflicto ha alcanzado hoy un nivel inimaginable
de horror y desesperación. De ahí que me atreva a proponer que este
puede ser el momento de buscar una solución real y verdadera al
problema. Un alto el fuego es, por supuesto, indispensable, pero, de
lejos, no es suficiente. La única manera de salir de esta tragedia, la
única manera de evitar más espanto y horror es precisamente aprovechar
la desesperado de la situación para obligar a todos a hablar unos con
otros. No tiene sentido que Israel se niegue a negociar con Hamas o
que no quiera reconocer un gobierno palestino de unidad nacional. No,
Israel debe escuchar a aquellos palestinos que están en condiciones de
hablar en representación de todos.
En el corazón mismo del acercamiento tan indispensable está la
necesidad de un sentimiento mutuo de empatía o compasión. En mi
opinión, la compasión no es solamente el sentimiento que resulta de
una comprensión psicológica de la necesidad de una persona, sino que
es una obligación moral. Sólo a través de tratar de comprender la
difícil situación del otro podemos dar un paso hacia él. Como dijo
Schopenhauer, «nada nos traerá de vuelta a la senda de la justicia con
tanta facilidad como la imagen mental de la pena, el dolor y el
lamento del perdedor.» Y en este conflicto los perdedores somos todos.
Sólo podremos superar este triste estado cuando finalmente comencemos
a aceptar el sufrimiento y los derechos de la otra parte. Sólo a
partir de este entendimiento podemos intentar construir juntos un
futuro.
Daniel Barenboim es el director musical general de La Scala de Milan,
de la Ópera del Estado y de la Staatskapelle, ambas de Berlín. Junto
con el ya fallecido intelectual palestino Edward Said fue co-fundador
de la West-Eastern Divan Orchestra, una orquesta -actualmente con sede
en Sevilla, España- integrada exclusivamente por jóvenes músicos
israelíes y palestinos. Es un Mensajero de la Paz, cargo honorífico
que otorgan las Naciones Unidas.

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