Es imposible decir algo novedoso acerca del querido Tute, algo que no se haya dicho de él y de su extraordinaria trayectoria profesional, docente y política. Por caso, no dejen de leer el recordatorio que publica el portal Infojus1, o las expresiones de pesar en la despedida de sus amigos y colegas en el diario La Nación2.
Personalmente, lo conocí de grande. Formando parte de un reducido equipo de investigadores argentinos viajamos dos veces a España, en octubre de 2009 y en mayo de 2010, reuniéndonos también en varias ocasiones en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata, es decir, tuvimos la enorme satisfacción de haber compartido -cuanto menos- unas cuantas jornadas de trabajo junto a un maestro del derecho penal argentino, un verdadero prócer, encarnado en un hombre sereno, reflexivo, humilde, con don de gentes, pero visceralmente consecuente y leal a sus convicciones, hasta el extremo de jugarse la vida por ellas y por los demás.
Sólo esa semblanza de Tute sería suficiente (aunque habría muchísimo más que decir, por supuesto) para darle una estatura cívica y jurídica que muy pocos tienen y que él, con toda seguridad, hubiera reprobado que se le reconociera en un día como el de hoy.
Se fue Tute, pero nos queda su ejemplo!
Adiós, querido maestro!!
Ricardo S. Favarotto